"Se está logrando, pero todavía estamos en pañales."

Windy Roberts
Windy Roberts, nacida en Venezuela, ayuda a organizar clases de ESL y actividades a organizar actividades comunitarias que unen a las personas. Ella propone que las reuniones semanales de Jane Addams se lleven a cabo en el campus de la Universidad de Minnesota en Morris. "Todo el mundo es maestro y todo el mundo es estudiante", dice.
MPR Foto/Ann Arbor Miller

El salón estaba lleno de murmullos. Unas 30 personas de Morris, una mezcla pareja de estudiantes de la Universidad de Minnesota y latinos de la comunidad, ocupaban una fila de sillas en un salón iluminado con luz fluorescente en el recinto universitario. Estaban enfrascados en un juego de teléfono y las palabras "pumpkin pancakes" (pancakes de calabaza) pasaban de angloparlante a hispanoparlantes y viceversa ante el desconcierto de todos.

Para el final, después de muchas muecas y carcajadas contenidas, la última persona en la cadena ofrecía tímidamente "¿Me gusta el bonsái?" Ni siquiera estaba cerca, irrumpiendo en otra ronda de risas. El juego, parte de una reunión semanal llamada Jane Addams, en honor a una activista y programa de Augsburg College en Minneapolis, fue diseñado para romper las barreras culturares y linguísticas y lograr que la gente se tome a sí misma menos en serio.

"Las (reuniones) ayudan mucho", dice Citlali Ibáñez, veterinaria mexicana cuyo esposo trabaja en la lechera Riverview, el mayor empleador de latinos en el área. Dice que la interacción la hizo sentir más cómoda en Morris y se le han hecho más fáciles las conversaciones cotidianas. "Mi madre vino de visita este verano", dijo. "La trajimos a Jane Addams. Le encantó. Ella no habla inglés. Es importante pasar tiempo y espacio con las otras personas, llegar a conocerlas."

Morris cuenta con una población latina relativamente pequeña, consistiendo de menos del 5 por ciento del total de 5,300 habitantes. Pero se trata del doble de lo que era hace 10 años, mayormente gracias a Riverview, una lechera de 7,500 cabezas justo en las afueras de la ciudad. A diferencia de algunos que llegan por primera vez y trabajan en la industria alimentaria en las ciudades pequeñas de Minnesota, los empleados latinos de Riverview tienden a tener títulos avanzados y trabajan como veterinarios e ingenieros mecánicos. Esto significa que vienen a Estados Unidos con visas profesionales que les permiten traer a sus familias.

Sin embargo, aun con su alto nivel de educación y a veces hablando inglés avanzado, los latinos en Morris han pasado por algunas de las mismas dificultades por las que han pasado aquellos en otras ciudades de Minnesota cuando se trata de encajar en una comunidad mayormente anglo. Muchas ciudades han tenido poblaciones latinas más numerosas por décadas, sin embargo, ellos y los anglos tienden a vivir vidas paralelas sin mucha interacción.

"Hay confusión, una desconexión entre la gente de Morris, los latinos, los no latinos y la comunidad universitaria", dijo la instructora de la Universidad de Minnesota, Windy Roberts original de Venezuela y quien ayudara al lanzamiento de Jane Addams y otros esfuerzos interculturales en Morris. "Tenemos que encontrar maneras de mezclar a la gente y que se sientan más cómodos los unos con los otro", dijo. "Se está logrando, pero todavía estamos en pañales."

"Es un mundo tan complicado", dijo. "Pero estamos hablando de cosas simples, tales como cómo lograr que la gente en Morris se salude y diga, 'Hola ¿cómo está?', cuando llegan a una tienda. Tenemos que seguir evolucionando, pero es difícil."

Después de mudarse a Morris hace 13 años, Roberts empezó a enseñar en la escuela secundaria y luego se cambió a la Universidad en la que ha logrado reclutar un ejército de estudiantes que le ayuda en su esfuerzo. Es cofundadora del programa llamado Lazos, que coordina y promueve clases de inglés como segundo idioma y eventos comunitarios. Después que uno de los estudiantes bilingues sugiriera la idea del programa Jane Addams, Roberts también ayudó a su lanzamiento.

Unir dos mundos puede ser un trabajo delicado y Roberts está conciente de cuán fácilmente pueden surgir los resentimientos, particularmente después de un incidente negativo. Un activista de una comunidad cercana le dijo que Morris está en la "luna de miel" porque la población latina todavía es bastante nueva y pequeña. Teóricamente los resentimientos pueden acumularse con el tiempo. "Decidimos que necesitamos encontrar la manera de integrar mejor a la comunidad latina, de manera que si algo pasa, ya no se trate de otra cara morena, sino de 'Pedro' o 'Juan'", dijo.

De cierto modo, tener el recinto de la Universidad de Minnesota está haciendo más fácil la transición para Morris. Mientras que la ciudad es mayormente anglosajona, el campus universitario atrae a estudiantes y profesores de todo el mundo. La gente está acostumbrada a ver caras nuevas. No solo eso, sino que la Universidad cuenta con recursos que ofrecer, ya sea su personal, dinero o salones de clase.

Dos de los estudiantes de Roberts recibieron fondos recientemente del Centro universitario para ciudades pequeñas para estudiar la población latina local. Han realizado grupos de enfoque con trabajadores de la lechera para hacer una crónica de sus vidas y determinar si están recibiendo los servicios que necesitan. "La lechera ha creado una dinámica interesante", dijo Jordan Wente, estudiante bilingue que colabora en el proyecto. "Muchas son personas educadas. Llegan aquí pensando que se quedarán provisionalmente, pero luego sus hijos ingresan a la escuela."

A Roberts se le ha hecho más difícil lograr la participación de la comunidad general de Morris, en parte debido a una división sutil entre el recinto universitario y el resto de la ciudad. "Hemos tenido que batallar con el hecho de que no todos en la comunidad se sienten cómodos caminando por la universidad", dijo Roberts.

Morris parece distinguirse de otras comunidades en las afueras de la ciudad por el número de residentes anglos que tratan de aprender español en lugar de esperar que sólo los latinos aprendan un nuevo idioma. Otra estudiante de la Universidad de Minnesota en Morris, Amanda House, enseña español a una clase pequeña que incluye un médico y un hombre con amigos latinos que quiere comunicarse mejor.

Claramente la gente está tratando, pero sigue habiendo un abismo y algunos de los latinos luchan por hacer conexiones afuera de sus círculos inmediatos. Un esfuerzo para organizarlos ilumina los sentimientos de aislamiento y lo que parece ser un potencial no aprovechado.

En una reciente tarde de lluvia, un grupo de unas 10 mujeres latinas se reunieron en la biblioteca de la ciudad con Roberts para platicar sobre el nuevo grupo de apoyo que estaban formando. Al igual que Ibáñez, las mujeres alrededor de la mesa eran mayormente las esposas de los empleados de la lechera Riverview. Son doctoras, contables y periodistas en su propio derecho. Pero por varias razones, mayormente relacionadas con sus visas, no pueden trabajar aquí en sus profesiones. Se quedan en casa mientras que sus esposos trabajan turnos de 12 horas y se sienten aisladas.

"Las latinas están ansiosas de algo más que pañales y el tiempo", dijo Roberts que ha recibido una beca para empezar un grupo de lectura multicultural.

Las mujeres platicaron de temas en común. Dijeron que les gusta vivir en Morris y sienten que es amigable y seguro. Pero tienen dificultad para adaptarse y a los recién llegados se les hace difícil navegar los aspectos prácticos cotidianos, tales como saber cuál es la mejor tienda de víveres.

"Para mí esto es difícil", dijo María Concepción Naranjo, contable mexicana cuyo esposo trabaja como ingeniero en Riverview. "Extraño a mi familia y mi comida. El invierno es difícil. Estoy aprendiendo a pasar más tiempo afuera. Estoy aprendiendo a usar la ropa". Dijo que a veces las personas de Morris asumen que se averguenza de sus raíces y relató una conversación que tuvo con una empleada de recepción en una clínica que se disculpaba con ella por preguntarle sobre su etnicidad. "Tal vez no sabemos inglés, pero tenemos cerebro", dijo claramente en inglés. "Podemos pensar. A veces es difícil expresar ideas, pero eso no significa que no tengamos ideas. No podemos trabajar pero no es porque no podamos hacerlo, es debido a las leyes laborales."

Experiencias como estas llevaron a las mujeres a formar el grupo de apoyo que ya se ha reunido dos veces. Parte del propósito es lograr que las personas se sientan más cómodas para que puedan enfrentarse a la comunidad en general desde una posición de fortaleza.

"Queremos integrar a las mujeres y lograr que sientan amistad", dijo María de los Ángeles López de Baldelomar, una terapeuta familiar recientemente llegada desde Los Ángeles y que está ayudando a encabezar el esfuerzo. "Llegar aquí y encontrar a tantas mujeres educadas resulta en gran poder cuando todas estas mujeres se reúnen. Puede ser hermoso. Queremos crear un sitio cálido y acogedor para los recién llegados, donde puedan recibirse y escucharse, al que puedan traer sus luchas y sus éxitos."

Ibáñez ha estado en Morris por dos años, habla inglés bien y ha hecho amistades. Se acuerda cuando llegó por primera vez al pueblo, "daba miedo y era triste. Había perdido mi mundo. Toda mi familia vive en México". Ahora, dice, se alegra de haber venido. "Me encanta y disfruto de la comunidad. Tenemos mucha suerte."

Algunas de las familias que vienen a trabajar a Riverview no pasarán más que unos años en Morris antes de regresar a su lugar de origen. Tendrán que decidir la medida en la que van a participar en la vida de la comunidad y lo que quieran lograr, dijo Roberts. "Es por eso que este grupo es tan importante", dijo. "No quieren vivir en un paréntesis."