Vidas paralelas, tratando de conectarse

Armstrong School
Luisa Trapero, intérprete de español en Armstrong School en St. James, Minnesota, fue electa recientemente para ocupar un puesto en la junta de educación de un distrito que es 40 por ciento latino.
Foto de MPR/Jackson Forderer

Cuando Luisa Trapero fue electa a la junta escolar en esta pequena ciudad al sur de Minnesota en noviembre, se convirtió en la primera persona latina electa para ocupar un puesto a nivel municipal allí, a pesar de una población que es casi un tercio latina.

De hecho, Trapero es una de las pocos personas latinas electas como funcionarios locales en las ciudades secundarias de Minnesota. Mientras muchas de las ciudades más pequenas del estado cuentan con presencias sustanciales y a veces prolongadas de latinos, en muchas de estas mismas comunidades los anglosajones y los latinos viven vidas paralelas sin cruzar significativamente las líneas culturales.

"Es realmente raro ver a un latino que se presente para hacer esto", dijo Trapero sobre su candidatura a la junta escolar. Llegó a Minnesota como adolescente desde El Salvador por medio de Los ángeles, y traduce para la escuela y para el departamento de policía. "Estoy muy emocionada por enfrentar este nuevo reto y también estoy aprendiendo todo lo que necesitamos lograr como escuela".

La población latina en las afueras de Minnesota, la mayoría de México, pero también del Caribe y Centro y Sur América, ha crecido dramáticamente en las últimas dos décadas, atraída mayormente por la industria alimentaria. En algunas comunidades los latinos constituyen una cuarta o una tercera parte de la población. Más del 35 por ciento de las personas en Worthington, en el extremo suroeste del estado, son latinas. Entre las ciudades con poblaciones de más de 1000 habitantes, Pelican Rapids, St. James, Long Prairie y Madelia siguen en rango; todas tienen proporciones de latinos mayores que las de los centros urbanos del estado. Mapas

Sin embargo, en muchos lugares, las personas describen comunidades que recién están dándose cuenta de los cambios demográficos. Las barreras del idioma son un factor de confusión ya que hacen difícil que los nuevos y antiguos residentes se comuniquen en los asuntos más rudimentarios.

También, muchos latinos han sido algo itinerantes, tal vez percibiendo sus nuevos hogares como provisionales. Eso parece estar cambiando a medida que los hijos asisten a las escuelas y la familia extendida viene a vivir a Minnesota. El estatus migratorio también puede ser un obstáculo a la participación como también pueden ser las largas horas de trabajo y las normas culturales. "Allá (en Latinoamérica), la escuela es la escuela y la casa es la casa", dice Trapero. "Allá no hay estos comités. No conocemos el sistema".

"Particularmente con inmigrantes recientes, una proporción grande de personas tiene muy poca educación y proviene de bajas condiciones económicas", dice Héctor García, director ejecutivo del Consejo Estatal para Asuntos Chicano Latinos (CLAC por sus siglas en inglés). "Muchos vienen de países en los que la democracia no es la norma, en los que no existe o está en las etapas iniciales de desarrollo. Todas esas cosas hacen que sea difícil contar con representación adecuada. Está surgiendo, pero muy lentamente y de manera insuficiente".

Cuando se trata de los residentes anglosajones, la respuesta a los recién llegados ha fluctuado entre celebración y hostilidad. Algunas personas parecen que estaban aguantando la respiración esperando que sus ciudades regresaran a cómo eran en la década de los ochenta. Pero esa actitud está cambiando poco a poco a medida que más comunidades, particularmente aquellas con poblaciones que están envejeciendo e históricamente en descenso, empiezan a creer que los latinos son un factor importante para su supervivencia económica.

"Vaya por Willmar o Faribault u Owatonna y hay grandes espacios vacíos en los centros de la ciudad", dice John Flori, director de proyectos especiales para el Centro de Desarrollo Económico Latino (LEDC por sus siglas en inglés) con base en Minneapolis. "¿A quiénes les interesa abrir negocios en esos espacios? A los latinos y a los somalíes".

En pocas palabras, aceptar el cambio se está convirtiendo en una necesidad práctica más que en una amabilidad altruista.

Por los últimos 10 años, "los minesotenses más o menos han despertado después de haber vivido vidas paralelas con poca conexión y sintiéndose incómodos los unos con los otros", dice Jack Geller, sociólogo rural y jefe del Departamento de Humanidades y Educación en la Universidad de Minnesota en Crookston. "En el 2000 había la mentalidad que esto era transitorio y que algún días las cosas volverían a ser como antes. Por el 2010 la gente se dio cuenta de que eso probablemente era una ilusión. Las comunidades minoritarias se han afianzado".

García cree que las relaciones entre latinos y anglosajones están mejorando. "Pero a la misma vez se están empeorando, porque la gente tiene miedo. Y hay algunos que están molestos. Hay algunos incidentes dramáticos de agresión, gente golpeada, gente que no se les paga por el trabajo que hacen. A veces hay personas que son maltratadas por su apariencia, discriminadas por la policía por su perfil racial. Hay una variedad de casos de esa naturaleza".

"Este es un tipo de problema sistémico muy persistente", dice. "Todo el mundo lo sabe. Hay un patrón de comunicación que nos está llevando por mal camino y que tenemos que analizar y redirigir. Veo que corregirlo es algo que se puede hacer".

Por supuesto, la toma de conciencia de que el cambio en muchas comunidades es permanente ha impulsado muchos esfuerzos, grandes y pequeños, para salvar la brecha cultural en Minnesota. La University of Minnesota Extension ha realizado entrevistas en cuatro ciudades secundarias del estado para medir hasta qué nivel el liderazgo latino desempeña un papel en la vida de estas ciudades. Los investigadores piensan publicar sus resultados en los próximos meses.

En St. James, los residentes envían tanto a anglosajones como a latinos a programas de capacitación de liderazgo en la Fundación Blandin de Grand Rapids, incluyendo a Trapero. "Cada vez que hacemos proyectos comunitarios nos aseguramos de que los latinos sean invitados a la mesa", dice Sue Harris, directora de Educación Comunitaria. "Eso no siempre ha dado resultado".

Aún ahora, en lugar de festivales culturales separados, la ciudad trata de lograr un solo festival mixto. "Ahora se trata de tratar de hacer las cosas unidos en una celebración municipal en lugar de separados", dice Harris. "Antes éramos más separados, pero ahora somos más una colectividad. No está donde debe estar, pero es mucho mejor de lo que era hace 15 años".

Otros esfuerzos emplean una amplia gama de estrategias. El LEDC trabaja con Lyle Danielson, director de desarrollo económico la ciudad de Long Prairie, para expandir la cooperativa agrícola latina. Anna Santana, empleada de Jennie-O en Melrose, se sienta en un escritorio en una oficina en el centro de la ciudad casi todas las tardes respondiendo a preguntas de nuevos residentes sobre todo tema desde impuestos hasta arrendadores. En Morris, Windy Roberts, instructora de español en la Universidad de Minnesota, ayudó a iniciar dos grupos culturales diseñados para lograr que los anglosajones y los latinos se hablen. Un esfuerzo comunitario en Northfield llamado TORCH ha logrado elevar índice de graduación entre latinos allí. Una panadería en Worthington sirve de centro cultural en la que los latinos y los anglosajones se reúnen a disfrutar de pastelería mexicana y Long Johns.

El progreso ha ido aumentando y ha llegado a pesar de la estática y los reveses en muchos lugares, ya sea por prejuicio racial, preocupación por trabajadores indocumentados o percepción que los inmigrantes puedan entorpecer la economía local ya que tal vez sean de bajos recursos. En Long Prairie, por ejemplo, los residentes anglosajones se quejaban sobre las perspectivas de productores latinos en los huertos comunitarios de la ciudad. "Pero sus prejuicios han parado", dice Danielson. "Han regresado y se han disculpado".

García de CLAC ha llevado a cabo foros comunitarios alrededor de Minnesota para escuchar lo que los latinos tienen que decir sobre las ciudades en las que viven. "Pienso que hay lugares que están avanzando, como Northfield", dice. "Han creado un ambiente en el que las contribuciones de los latinos pueden prosperar".

Pero en otros lugares se ha encontrado con lo contrario. "En mi opinión, las comunidades en las que hay resentimiento hacia los latinos y en las que se marginan a los latinos, se están ahorcando ellas mismas. Generan conflictos y marginación y reprimen la creatividad. En la economía actual, eso no es muy inteligente".

Al pedirle que describiera la diferencia entre Northfield y una ciudad más hostil, García dice "Pienso que probablemente tenga que ver con líderes visionarios que son fuertes, que no sucumben a los miedos ni ansiedades de la comunidad".

Él piensa que incluso los minesotenses que aceptan la inmigración necesitan ver el tema de manera diferente, a través de un cristal práctico en lugar de uno compasivo. "Más que nada, ahora hay muchísimas razones para aprovechar las posibles contribuciones de los inmigrantes", dice García. "Este estado es un estado muy generoso, compasivo y filantrópico. Pero eso no es todo lo que necesitamos. También necesitamos un interés pragmático en el valor agregado que los inmigrantes traen a la mesa".

"No se trata solo de que el acercamiento compasivo tiene sus problemas", dice, "sino que también le da municiones a la oposición. Porque la gente dirá, 'no queremos que ayudes a esta gente. Tenemos ya bastante con nuestras necesidades sin tener que estar ayudándolos a ellos'. Es auto derrotista, particularmente en un momento cuando tantas personas tienen tantas necesidades".

Una manera de cambiar el dialogo implica lograr que más latinos sean electos a puestos públicos para que tengan voto en el desempeño de su comunidad. Mientras que el peso político nacional de los latinos se ha hecho más aparente en los últimos años, el liderazgo a nivel local todavía le falta mucho camino por andar. Es probable que eso tenga que ver con la relativa novedad de las poblaciones latinas en las ciudades secundarias de Minnesota y la falta de lo que algunos llaman "precedentes de éxitos", ejemplos políticos locales a seguir.

En junio, el Minnesota Latino Caucus (Comité Latino de Minnesota) invitó a funcionarios de la ciudad y a otros de todo el estado a St. Paul para discutir sobre varias maneras de fomentar el liderazgo. Asistieron más de 80 personas representando a alrededor de 50 comunidades, según los organizadores.

"Ha habido falta de respuesta por parte de los funcionarios públicos cuando se trata de nombrar y elegir a latinos en sus ciudades para ayudarles a unir a las dos comunidades", dice Samuel Verdeja, presidente de la Minnesota Civic Engagement Coalition (Coalición de Participación Cívica de Minnesota) quien trabajó con la mesa redonda del comité. "La mayoría de las ciudades está diciendo, esto es lo que queremos hacer pero no sabemos cómo hacerlo. Fue fabuloso lograr que los funcionarios de la ciudad se acercaran a la mesa".

La ciudad de Montevideo en el oeste de Minnesota, envió a 11 personas al evento, incluyendo a su alcaldesa, Debra Lee Fader, quien también habla español. "Debido a que en realidad sí tenemos mucha cultura latina ya en nuestras áreas, nuestra ciudad hermana está en Uruguay, estamos buscando maneras de crear más diversidad cultural", dice Fader. "Fue una buena oportunidad para que todos se pudiesen comunicar".

Los latinos componen un poco menos del 10 por ciento de la población de Montevideo, y, dijo Fader, la ciudad ha nombrado a un latino a un puesto del gobierno de la ciudad, una mujer que sirve en el comité de la policía. "Estamos muy bien", dice ella. "Podemos hacerlo mejor, lo sé". Ella espera que con la mayor cohesión no solamente mejore la comunicación, sino que se "aumente la creación de empleos, productos y servicios, todas esas cosas que nos harán a todos más económicamente auto suficientes".

El residente de Montevideo y de Minnesota River y defensor de justicia social, Patrick Moore, dice que las relaciones en esta ciudad han tenidos sus altas y sus bajas. Por ejemplo, después que un latino no exhibiera la bandera estadounidense adecuadamente en su carroza durante una parada, otro residente escribió una carta negativa al periódico local.

"Tenemos que enfocarnos en crear un lugar seguro para la acción", dijo Moore. "Es una idea nueva. Pienso que tenemos que hacerlo divertido y convertirlo en competencia". Cuando se trata de superar la barrera del idioma, dice, "Lo que deberíamos decir es, tengamos un evento en el que aquellos que recién están aprendiendo español y recién están aprendiendo inglés, puedan juntarse en una competencia con premios y comidas y convertirlo en una fiesta. Tenemos que voltearles la mesa a la gente, lograr que el público participe de una manera divertida".

Por su parte en St. James, la recién electa miembro a la junta escolar, Trapero, espera poder servir como ejemplo político e inspirar a otros latinos para que sigan sus pasos. "Quiero asegurarme de que los de mi cultura sepan que está bien integrarse al sistema", dice. "No le tengan miedo. Quiero demostrarles que está bien que participemos en este tipo de cosa. Todos tenemos hijos en el sistema escolar. Todos tenemos que estar en la misma página".